Mi padre quería hacer un regalo especial y personal. Así que me dijo "quiero que me hagas una tarta de las tuyas". Le pregunté cómo la quería y me dijo "del sabor que quieras pero que se parezca a una placa hípica". Y yo, encantada, le dije que sí. La verdad es que la libertad de sabor me parecía toda una oportunidad puesto que siempre las hago para niños y me limita mucho el tema sabores... Tenía ganas de probar una receta de café que había leído y era el momento perfecto. Aunque el tema de la placa me daba mucho miedo porque jamás he hecho nada parecido...
El bizcocho y, sobre todo, el buttercream me quedaron espectaculares. No es porque los haya hecho yo, pero es que hasta a Mayor le encantó, ¡y eso que era de café! Ya os contaré la receta porque es muy fácil y queda muy esponjoso (quizás demasiado para decorar después) y para merendar está bueníííísimo.
El bizcocho lo cubrí con un fondant que imitaba madera. La técnica es muy fácil puesto que se trata de añadir colorante comestible y no distribuirlo bien para que haga como vetas. La tarta sufrió un poco por el calor que ha hecho estos días en Madrid y tuve que meterla en la nevera puesto que perdía firmeza y le aparecían "bultos".
Luego hice en pasta de goma una plancha que recorté como si fuera una goma y basándome en una placa que había por casa, dibujé con manga pastelera y luego sobrepinté con pintura comestible dorada.
La verdad es que me resultó más fácil de lo que pensaba y me encantó el resultado. Obviamente, hay cosas que mejorar. Pero, para ser la primera vez que hacía algo parecido, me siento bastante satisfecha.
El bizcocho lo cubrí con un fondant que imitaba madera. La técnica es muy fácil puesto que se trata de añadir colorante comestible y no distribuirlo bien para que haga como vetas. La tarta sufrió un poco por el calor que ha hecho estos días en Madrid y tuve que meterla en la nevera puesto que perdía firmeza y le aparecían "bultos".
Luego hice en pasta de goma una plancha que recorté como si fuera una goma y basándome en una placa que había por casa, dibujé con manga pastelera y luego sobrepinté con pintura comestible dorada.
La verdad es que me resultó más fácil de lo que pensaba y me encantó el resultado. Obviamente, hay cosas que mejorar. Pero, para ser la primera vez que hacía algo parecido, me siento bastante satisfecha.
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